ATLETISMO
LA ATLETA GRISELDA GONZALEZ
Griselda González, en primera línea en Madrid contra la pandemia
Fuente: Prensa CADA.-
Griselda González fue una de las más destacadas fondistas del historial atlético argentino. Se inició en El Tala, bajo la conducción del profesor Balmaceda, y luego alcanzó su nivel internacional con el recordado Manuel Rivera en Los Ñandúes. Representó a la Argentina en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 sobre 10 mil metros y en Atlanta 96, en el maratón donde ocupó el 19° puesto con 2h35m12s. En esa distancia mejoró cuatro veces el récord nacional hasta dejarlo en 2h30m32s (11-5-97 en Turín), un tope que permaneció hasta hace pocas semanas, cuando fue batido por Marcela Gómez. También fue recordwoman nacional de los 3.000, 5.000 y 10 mil metros llanos en pista, y de casi todas las distancias en ruta. Posteriormente se radicó en España, y también llegó a correr el maratón olímpico de Sydney 2000 en representación de ese país. En estos días, por su tarea de auxiliar de enfermería, está cooperando en la durísima lucha que se da en ese país, uno de los más azotados por la pandemia de coronavirus. Una nota en el diario deportivo Marca refleja la actividad de Griselda. Es la siguiente:
Por T. Campos / Diario Marca (España)
Griselda González (Buenos Aires, 1965) lleva conviviendo con el sacrificio y el sufrimiento más de media vida. No en balde ha corrido casi 20 maratones, dos de ellos olímpicos, uno como argentina (Atlanta 96) y otro como española (Sídney 2000).Una dilatada carrera como atleta profesional que le está ayudando en su día a día como auxiliar de enfermería en el madrileño Hospital Universitario Puerta de Hierro, donde es «un granito de arena» en la ingente lucha contra el coronavirus.
«El deporte profesional te da las herramientas para afrontar otras cosas. Te enseña a trabajar duro e intento trasladar esa enseñanza a lo que estamos viviendo ahora», asegura la explusmarquista argentina de maratón, que no ha dudado en dejar a un lado un trabajo de diez años en una residencia de ancianos, en donde era jefa de planta, para incorporarse a la primera línea de batalla contra el el COVID-19.
«El año pasado me gradué como auxiliar de enfermería así que viendo lo que estaba pasando mandé mi currículum a varios hospitales y enseguida me llamaron de casi todos porque necesitaban personal con urgencia para afrontar la pandemia», cuenta Griselda, que el 23 de marzo dejó su antiguo empleo y el 24 se incorporaba al Puerta de Hierro.
Mucha gente sólo ve las cifras del coronavirus pero para nosotros no son fríos números, son personas. Aquí vives la evolución diaria de los pacientes y lo que te motiva es que te digan que han dado de alta a alguien»
«Entras con respeto a la situación, intentando hacerlo lo mejor posible y aprendiendo de tus compañeras porque tienen una experiencia de la que tú careces«, confiesa.
«Mi planta ya estaba llena cuando llegué y estaban abriendo otras sólo para enfermos de coronavirus. Sabiendo ya lo que pasaba en Italia no me sorprendió lo que me encontré. Al venir del mundo de las residencias estás acostumbrada a tratar con ancianos de todo tipo, algunos que están muy bien pese a tener una edad avanzada y otros que son muy dependientes», relata la exfondista, a la que le han hecho un contrato de tres meses.
«Es normal. Han contratado a mucho personal sanitario y de limpieza y sabemos que es eventual. El tiempo que esté haré el mejor trabajo posible aunque mi idea es seguir en este mundo«, admite.
Griselda dice que no hay sanitarios enfermos en su planta pero sabe que el enemigo es peligroso: «No me da miedo el coronavirus pero me da respeto y me ayuda a tomar las precauciones debidas. El miedo debe ser algo controlable porque si no estaría bloqueada y no haría bien mi trabajo», concluye.