Analizó cómo se vive la natación en la ciudad. Recordó sus proezas en pileta, sus equipos con jóvenes que siguen en la disciplina y remarcó la importancia de la técnica.
Es, al decir de todos, el deporte más completo. No tiene impacto, por lo que suele ser aconsejado para salir de una lesión, pero a la vez, su complejidad para realizarlo de manera correcta supera al resto de las disciplinas. Trenque Lauquen tiene una rica historia en el mundo de las piletas y con el correr de los años el auge de las aguas abiertas está dando un nuevo impulso a la natación.
Uno de los referentes absolutos que tiene la disciplina es el profesor Sergio Ariztimuño. En diálogo con este medio repasó parte de su historia, recordó esos equipos que logró llevar adelante por más de 20 años donde jóvenes de gran nivel competían por la región como así también sus proezas de 3, 6 y 12 horas nadando en pileta y el intento inconcluso de lograr las 24 horas.
Un amante de la disciplina y la perfección pero también del deporte en general. Dice que “cada uno tiene que hacer el deporte que le gusta y saber de qué manera lo quiere hacer”. “En natación lo más importante es la técnica, pero si uno quiere aprender a nadar solo para cumplir con desafíos personales está muy bien”, remarca.
Entrenamiento
Como todos los deportistas consultados en este momento tan especial de cuarentena Ariztimuño también ha sacado mano de alternativas para poder entrenar en casa.
“Lo habitual es que en verano nademos en Barrio Alegre hasta mediados de marzo porque el grupo de nadadores siempre nos quedamos un tiempo más al pagarle el cloro al Club y luego ya en abril comenzamos la climatizada en Argentino.
Este año se cortó todo con la cuarentena así que tuve que agarrar un cuaderno y me preparé un circuito de 10 estaciones con actividades generales para hacer algo de brazos, piernas y abdominales, para moverme un poco. Los que tienen piletas en sus casas tuvieron la alternativa de poder atarse con un arnés y nadar en el lugar, donde uno tiene una referencia de brazadas que hace en 25 metros y de esa manera algo se puede entrenar”, contó y agregó: “Hace mucho tiempo que no pasábamos tantos días sin nadar. Antes cuando Argentino tardaba en abrir teníamos unas tres semanas en marzo sin pileta pero íbamos a Cuero de Zorro. Ahora ya llevamos muchos días sin nadar y en todos lados estamos un poco enloquecidos, pero es para todos por igual”.
Sus comienzos
“Cuando era chico en esa época lo único que había en la ciudad era el fútbol así que jugué en Argentino en tercera división y también hice algo de básquet. Pero lo que más me gustaba era la natación que solo había en el verano, y la gimnasia artística. Hoy en día tenés para hacer todo tipo de deportes en la ciudad. La verdad es que el que no hace deporte es porque no quiere porque ahora hay profesores para todo y antes no era así”, cuenta Sergio.
Luego estudió Educación Física y el Profesorado de Natación. “También hice el curso de guardavidas. Nosotros estamos en un lugar de la Provincia de Buenos Aires donde antes la pileta climatizada más cercana era la de Santa Rosa o Bahía Blanca. Para nosotros la natación es un deporte muy nuevo. Yo tuve la suerte de tener un equipo por unos 20 años con varias camadas de jóvenes muy buenos, algunos de ellos hoy en día siguen nadando. Chicos con los que competíamos en la región y con muy buenos resultados. Estaban Sebastián Silva Muñoz, Martín Ruiz, Gustavo Marchabalo, el “Colo” Crespo, Lucía Anino, entre otros. Pero después se terminó, se dejó de lado la competencia y ahora poco a poco está retomando la natación con las pruebas de aguas abiertas”, explica.
También recuerda equipos de la década del 70. “Me acuerdo que estaban las hermanas Toniolo, los Guerra y Cabeza, estaba mi hermano también, yo tenía unos 13 años”, señala.
Desafíos personales
Su historia de vida dirá que una vez intentó completar 24 horas nadando en pileta. Era una época donde esos desafíos buscaban llevar un incentivo a la sociedad. “Tenía unos 36 o 37 años”, recuerda, añadiendo: “Estaba a cargo del equipo de natación y eso incentivaba a los chicos. Un día hice 3 horas en la pileta, después me animé a hacer 6 horas y como había terminado muy bien me tiré a las 12 horas. Me acuerdo que le había dicho a Garabito y él me esperó a las 5.30 de la mañana en la pileta de Atlético y a las 6 me tiré a nadar. Luego llegaron las radios. Mi hermano me había preparado unos sanguchitos pequeños de dulce de batata, queso y banana, unos bocados que comía cada una hora y un vaso de agua que tomaba cada media hora. Hice las 12 horas donde completé unos 34 kilómetros. Al año siguiente intenté las 24 horas, pero en esa época no teníamos trajes de neopreno, me habían prestado uno de surf, que no es lo mismo, y cuando llegó la noche me agarró hipotermia y tuve que dejar cuando llevaba unas 13 horas. Me quedó inconclusa”.
Aguas abiertas
Las pruebas de aguas abiertas están logrando un nuevo acercamiento a la natación. Quizás la pileta se deje de lado, pero nuevos nadadores se animan a cumplir con desafíos de cruzar lagunas y largas distancias.
“Este año el Cruce a Cochicó incrementó el numero de una manera increíble. Éramos como unos 170 nadadores. Me acurdo cuando íbamos con Facundo Cervera antes éramos un grupito de 30 y ahora hay mucho nivel, pero también está el que solo quiere llegar, o el que recién arranca y se anima a los 1.000 metros y no los 3.000. Porque en aguas abiertas es muy distinto a la pileta, no se te pide un tiempo y los objetivos son otros”, detalla Sergio
Fuente: Diario La Opinion